¿CUMBRE SOCIAL SIN LA CLASE OBRERA?
El pasado 12 de Octubre, en acto político llevado a cabo en la plaza Gualberto Villarroel de la ciudad de La Paz, el Presidente Juan Evo Morales Ayma propuso al país un giro en el escenario político, haciendo público su deseo de convocar a una Cumbre Social de amplia participación.
En dicha oportunidad,el Primer Mandatario declaró que había llegado el momento de construir una nueva agenda que permita seguir avanzando en el Proceso de Cambioque vive Bolivia e insistió en convocar a todas las organizaciones sociales, haciendo particular referencia a la participación activa de la Central Obrera Boliviana (COB), la Confederación Universitaria Boliviana (CUB), los colegios profesionales de médicos, abogados, ingenieros, etc.,además de proponer que sea la COB que se ponga a la cabeza de dicha iniciativa.
Han transcurrido aproximadamente dos meses de dicha convocatoria y el país ha ingresado en la recta final que precede a su inauguración la próxima semana en la ciudad de Cochabamba, sin embargo el escenario mediático se ha llenado de versiones que pretenden descalificar este encuentro tildándolo de un evento político entre masistas y a esto se suma la decisión orgánica del ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana, en sentido de no participar del evento.
Si en verdad deseamos que la Cumbre Social de Cochabamba sea exitosa, deberíamos exigir la presencia de todas las organizaciones sociales del país.
Las que evidentemente son afines al Gobierno y que conforman el Consejo Nacional por el Cambio (CONALCAM):
- Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
- Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígena Originarias Bartolina Sissa
- Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (excolonizadores)
- Comité de Coordinación de las Seis Federaciones de Trabajadores Cocaleros del Trópico de Cochabamba
- Confederación de la Micro y Pequeña Empresa de Bolivia
- Confederación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia
A las que hizo expresa invitación el Primer Mandatario en ocasión del pasado 12 de Octubre:
- Central Obrera Boliviana (incluyendo a sus sectores cuantitativamente más fuertes como
- Maestros Urbanos, Rurales y de Escuelas de Cristo, Trabajadores en Salud, Federación
- de Mineros, trabajadores fabriles, etc.)
- Confederación Universitaria Boliviana
- Colegios de Profesionales
Otras organizaciones sociales no menos importantes, como son:
- Transportistas (sindicalizados, del transporte libre y del transporte pesado)
- Comerciantes (sindicalizados, de las ferias francas y gremialistas en general)
- Trabajadores por cuenta propia (plomeros, carpinteros, electricistas, peluqueros, etc.)
- Trabajadores de la Prensa (radio, televisión y prensa)
- Empresariado nacional (confederación, federaciones departamentales, cámaras de
- exportadores, del comercio e industria, etc.)
- Confederación de Juntas Vecinales de Bolivia
Y también aquellas organizaciones sociales que en el pasado reciente han demostrado no pocas diferencias con el aparato gubernamental, tales como:
- Consejo Nacional de Ayllus y Marqas de Bolivia (CONAMAQ)
- Centra Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB)
- Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Tierras Bajas, etc.
Insistimos en la idea de que para que la Cumbre Social sea exitosa y tenga el impacto político que el país espera, deberían participar todas las organizaciones sociales y el anuncio en las últimas horas, del ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana y las Confederaciones que la integran, desestimando su participación en el evento, es un duro golpe a la construcción de la nueva agenda.
Definitivamente todos perdemos, la COB y los sindicatos al dejar pasar la oportunidad de incidir políticamente en la toma de decisiones, el Gobierno porque sabe que la ausencia de la clase trabajadora le resta mucha fuerza al evento y todo el pueblo boliviano porque sabe que está en juego la posibilidad de reconducir el Proceso de Cambio.
Ante un escenario en el que todos perdemos, se impone la necesidad de anteponer los intereses superiores y dejar de lado las pretensiones sectoriales o gubernamentales, por tanto la salida política está en que en las próximas horas, el Primer Mandatario anuncie al país, la decisión de postergar el evento y formar una comisión conjunta entre Gobierno y Central Obrera Boliviana, para que elabore una nueva convocatoria que sea el reflejo de las demandas de la sociedad civil y proceda en consecuencia, a la organización conjunta de una Cumbre Social amplia, democrática y soberana.
No se trata de llevar a cabo la Cumbre Social, sea como sea y sólo con quienes acudan al primer llamado por su afinidad política, de lo que se trata es de algo mucho más importante, se trata de que estén todas las organizaciones sociales importantes del país y que el debate político entre la clase obrera, los movimientos sociales y las organizaciones sociales que representan al movimiento popular, defina el derrotero que debe seguir la Revolución…….
La Paz, 6 de diciembre de 2011.
¿Y DESPUÉS DE LA CUMBRE, QUÉ…?
“El Proceso de Cambio no sólo debe tener sentido de pertenencia e identificación cultural, sino que también debe tener contenido de clase”, es la frase con la que habíamos sentenciado nuestra preocupación, respecto de la reciente realización de la Cumbre Social con la ausencia de la Central Obrera Boliviana y sus Confederaciones.
Decir que debe tener contenido de clase, es innegablemente hacer referencia a la comprensión marxista de la sociedad, escindida en clases sociales antagónicas, con objetivos históricos contrapuestos entre burguesía y proletariado, todas las demás son capas intermedias de la sociedad que juegan pendularmente en función a sus intereses.
Lo que se ha visto y escuchado en Cochabamba nos da perfecta cuenta de esto, ya que se ha planteado la construcción de una“alianza indígena – empresarial”, propuesta que ha sido recibida con no pocos aplausos de parte de las(os) asistentes al evento.
Lo afirmado hasta aquí, no quiere decir que nos opongamos a que sectores empresariales que también se involucren en el Proceso de Cambio, sino que debe quedar perfectamente claro que la dirección política no puede ser otra que aquella que marque el movimiento obrero – indígena – popular del país.
Lo sucedido en Cochabamba hace que asalten dos hipótesis en nuestro pensamiento, y como toda hipótesis por supuesto que sujetas a confirmación o rechazo:
1. La consumación de un cisma profundo en el movimiento obrero – indígena – popular, y
2. La inminencia de un giro ideológico en la orientación del Proceso de Cambio y particularmente en la gestión de Gobierno.
De la primera hipótesis nos queda la evidencia de los anuncios de contracumbres y ampliados en los que habrá que ver el comportamiento de la dirigencia indígena y sindical que está descontenta y que no oculta su intención de medir fuerzas.
De la segunda hipótesis –que es la que nos preocupa más-, su materialización significaría la claudicación de la iniciativa revolucionaria, pues acabaría vaciando la esencia fundamental y todo por lo que ha luchado el pueblo boliviano, diluyéndose irremediablemente en un efímero proyecto electoral que pretenda desesperadamente retroalimentarse inclusive de quienes en el pasado se opusieron y/o resistieron al Proceso de Cambio, algo de esto ya parecería estar sucediendo.
Ante este panorama corresponde hacer un par de reflexiones, la primera a la dirigencia descontenta y la segunda a quienes detentan la conducción del Gobierno.
A las dirigencias indígena y obrera del país, decirles que no es fácil (re)construir un instrumento nuevo que aglutine las iniciativas, el entusiasmo y las energías del pueblo boliviano en pos de un verdadero proceso revolucionario, pues nos guste o no, el MAS-IPSP (con todas sus limitaciones), es el depositario de esa acumulación de fuerzas que ha precedido este momento trascendental en la historia de Bolivia, y un eventual fracaso político sólo serviría para el desencanto colectivo y que este se torne a favor de posiciones políticas conservadoras y/o reaccionarias.
A quienes operan desde el aparato gubernamental, decirles que la dirección política del Proceso de Cambio no puede estar en manos de instancias burocráticas del aparato operativo del Estado, esta responsabilidad mayúscula de la revolución debe estar en manos de una instancia colectiva que provenga de las organizaciones sociales más representativas, lo que no puede reducirse al CONALCAM ni a la COB, aunque ambas entidades deban concurrir decididamente en su construcción. Una debe ser la instancia ejecutiva que defina todo lo operativo-burocrático y de gestión gubernamental, mientras que otra debe ser la instancia política de toma de decisiones sobre la dirección y profundización del Proceso de Cambio, entendiéndose claro está que la primera sea la que se someta a la segunda.
¿Cómo salvar nuestro Proceso de Cambio de los riesgos que le ciernen?, es algo que debe comprometer decididamente los esfuerzos desde dentro y fuera a la gestión de Gobierno. Internamente apelando al Primer Mandatario, pero si esto no fuese suficiente, entonces desde las organizaciones sociales con la lucha del Pueblo Boliviano, que es el único titular del Proceso de Cambio.
Por lo pronto convendría que se hagan los esfuerzos necesarios desde Palacio de Gobierno, para convocar a los grandes ausentes de la Cumbre Social y concertar con todas las organizaciones sociales del país una agenda de 10 puntos estratégicos que movilicen a las fuerzas sociales, en temas referidos a seguridad alimentaria, seguridad ciudadana, generación de fuentes de trabajo, industrialización de nuestras materias primas, restructuración de la Caja Nacional de Salud, lucha contra el narcotráfico, producción de energía eléctrica, etc.
La UNIDAD DEL PUEBLO BOLIVIANO, a partir del debate amplio, sereno y maduro, es la única prenda de garantía que nos permita seguir avanzando…….el tiempo se encargará de recordarnos implacablemente lo que hicimos o dejamos de hacer en esta dirección.
Potosí - Bolivia, 17 de diciembre de 2011.