Blog oficial de Eduardo H. Maldonado Iporre, Senador por Potosí en la Asamblea Legislativa Plurinacional
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martes, 20 de diciembre de 2011

Nuestra Palabra

¿Y DESPUÉS DE LA CUMBRE, QUÉ…?

“El Proceso de Cambio no sólo debe tener sentido de pertenencia e identificación cultural, sino que también debe tener contenido de clase”, es la frase con la que habíamos sentenciado nuestra preocupación, respecto de la reciente realización de la Cumbre Social con la ausencia de la Central Obrera Boliviana y sus Confederaciones.
Decir que debe tener contenido de clase, es innegablemente hacer referencia a la comprensión marxista de la sociedad, escindida en clases sociales antagónicas, con objetivos históricos contrapuestos entre burguesía y proletariado, todas las demás son capas intermedias de la sociedad que juegan pendularmente en función a sus intereses.
Lo que se ha visto y escuchado en Cochabamba nos da perfecta cuenta de esto, ya que se ha planteado la construcción de una “alianza indígena – empresarial”, propuesta que ha sido recibida con no pocos aplausos de parte de las(os) asistentes al evento.
Lo afirmado hasta aquí, no quiere decir que nos opongamos a que sectores empresariales que también se involucren en el Proceso de Cambio, sino que debe quedar perfectamente claro que la dirección política no puede ser otra que aquella que marque el movimiento obrero – indígena – popular del país.
Lo sucedido en Cochabamba hace que asalten dos hipótesis en nuestro pensamiento, y como toda hipótesis por supuesto que sujetas a confirmación o rechazo:
1.    La consumación de un cisma profundo en el movimiento obrero – indígena – popular, y
2.    La inminencia de un giro ideológico en la orientación del Proceso de Cambio y particularmente en la gestión de Gobierno.
De la primera hipótesis nos queda la evidencia de los anuncios de contracumbres y ampliados en los que habrá que ver el comportamiento de la dirigencia indígena y sindical que está descontenta y que no oculta su intención de medir fuerzas.
De la segunda hipótesis –que es la que nos preocupa más-, su materialización significaría la claudicación de la iniciativa revolucionaria, pues acabaría vaciando la esencia fundamental y todo por lo que ha luchado el pueblo boliviano, diluyéndose irremediablemente en un efímero proyecto electoral que pretenda desesperadamente retroalimentarse inclusive de quienes en el pasado se opusieron y/o resistieron al Proceso de Cambio, algo de esto ya parecería estar sucediendo.
Ante este panorama corresponde hacer un par de reflexiones, la primera a la dirigencia descontenta y la segunda a quienes detentan la conducción del Gobierno.
A las dirigencias indígena y obrera del país, decirles que no es fácil (re)construir un instrumento nuevo que aglutine las iniciativas, el entusiasmo y las energías del pueblo boliviano en pos de un verdadero proceso revolucionario, pues nos guste o no, el MAS-IPSP (con todas sus limitaciones), es el depositario de esa acumulación de fuerzas que ha precedido este momento trascendental en la historia de Bolivia, y un eventual fracaso político sólo serviría para el desencanto colectivo y que este se torne a favor de posiciones políticas conservadoras y/o reaccionarias.
A quienes operan desde el aparato gubernamental, decirles que la dirección política del Proceso de Cambio no puede estar en manos de instancias burocráticas del aparato operativo del Estado, esta responsabilidad mayúscula de la revolución debe estar en manos de una instancia colectiva que provenga de las organizaciones sociales más representativas, lo que no puede reducirse al CONALCAM ni a la COB, aunque ambas entidades deban concurrir decididamente en su construcción. Una debe ser la instancia ejecutiva que defina todo lo operativo-burocrático y de gestión gubernamental, mientras que otra debe ser la instancia política de toma de decisiones sobre la dirección y profundización del Proceso de Cambio, entendiéndose claro está que la primera sea la que se someta a la segunda.
¿Cómo salvar nuestro Proceso de Cambio de los riesgos que le ciernen?, es algo que debe comprometer decididamente los esfuerzos desde dentro y fuera a la gestión de Gobierno. Internamente apelando al Primer Mandatario, pero si esto no fuese suficiente, entonces desde las organizaciones sociales con la lucha del Pueblo Boliviano, que es el único titular del Proceso de Cambio.
Por lo pronto convendría que se hagan los esfuerzos necesarios desde Palacio de Gobierno, para convocar a los grandes ausentes de la Cumbre Social y concertar con todas las organizaciones sociales del país una agenda de 10 puntos estratégicos que movilicen a las fuerzas sociales, en temas referidos a seguridad alimentaria, seguridad ciudadana, generación de fuentes de trabajo, industrialización de nuestras materias primas, restructuración de la Caja Nacional de Salud, lucha contra el narcotráfico, producción de energía eléctrica, etc.
La UNIDAD DEL PUEBLO BOLIVIANO, a partir del debate amplio, sereno y maduro, es la única prenda de garantía que nos permita seguir avanzando…….el tiempo se encargará de recordarnos implacablemente lo que hicimos o dejamos de hacer en esta dirección.
Potosí - Bolivia, 17 de diciembre de 2011.

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