Blog oficial de Eduardo H. Maldonado Iporre, Senador por Potosí en la Asamblea Legislativa Plurinacional
"Con amor a la Patria, absolutamente todo, inclusive la vida misma, si fuese necesario".

miércoles, 9 de julio de 2014

Nuestra opinión

CHILE Y LA CORTE INTERNACIONAL 
DE JUSTICIA

Ya está por concluir el mundial de fútbol Brasil 2014 y no niego que me hubiera gustado ver una final protagonizada por dos equipos sudamericanos, ahora ya sé que mi deseo no será posible debido a que el país anfitrión cayó sorpresivamente, ante Alemania, por una goleada de proporciones históricas.
Lo que no ha resultado para nada sorpresa fue la decisión del gobierno chileno de interponer una acción de incompetencia en contra de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), intentando quebrar la demanda boliviana que busca un fallo del tribunal de La Haya para viabilizar nuestra anhelada salida soberana a las costas del Océano Pacífico.
Esta decisión del país vecino no ha extrañado en Bolivia debido a que diferentes portavoces de la política chilena ya se habían pronunciado en este sentido, sin embargo, lo sucedido está lejos de ser un incidente más, pues ha de tener efectos contraproducentes para Chile, tanto en el contexto internacional como en su propia dinámica política interna.
En el plano internacional, porque Chile ha querido tradicionalmente proyectar una escuela diplomática muy circunspecta en los marcos del derecho internacional –casi como queriendo borrar su pasado beligerante-, y había dado muestras de esta postura al someterse recientemente al cumplimiento del fallo de la CIJ que restituye una porción de mar territorial en favor del Perú.
Ahora, con la interposición de la acción de incompetencia ante ese mismo tribunal, Chile aparece dando la espalda al sistema internacional de justicia y echando por tierra su tradición diplomática, lo que sin duda ha de tener un serio costo sobre su imagen de estado serio y responsable. En todo caso, habrá que esperar cuál será el pronunciamiento que haga el tribunal recurrido de incompetente.
Internamente, el Chile de las movilizaciones estudiantiles y mapuches, dista mucho del Chile que se había tenido que acabar subordinando a la herencia constitucional de la dictadura pinochetista.
La presidenta Michelle Bachelet no va a tener fácil su segunda gestión gubernamental, pues va a tener que sopesar entre la presión de la sociedad chilena, para el cumplimiento de la oferta electoral que la llevó a la re-elección y las fuertes ataduras que impone el convencionalismo de las elites políticas tradicionales.
El Chile que dejó Pinochet y que no se atrevió a cambiar la concertación política de centroizquierda, fue de una economía abierta al comercio y plenamente afincada en las reglas del libre mercado con una combinación de nacionalismo a ultranza en torno a sus fuerzas armadas y la posesión territorial por la razón o la fuerza.
Hoy, la economía de privatizaciones resulta insostenible en áreas tan sensibles como la educación y la necesidad de un cambio constitucional está removiendo los referentes de esa derecha conservadora y guerrerista, que tuvo primero que ceder ante el Perú y que ahora no parece dispuesta a sostener ni siquiera el diálogo con Bolivia.
La historia también es una caja de sorpresas y aunque ahora la elite política chilena se niegue a entender la necesidad de la integración entre nuestros pueblos, finalmente acabará deparándonos que sean dos pueblos sudamericanos que tengan que resolver sus problemas dialogando y haciendo justicia.

La Paz, 9 de julio de 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario