Blog oficial de Eduardo H. Maldonado Iporre, Senador por Potosí en la Asamblea Legislativa Plurinacional
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viernes, 29 de agosto de 2014

Nuestra Opinión

LA ENSUCIADA CAMPAÑA ELECTORAL

El 12 de octubre asistiremos a votar para la renovación de dos órganos de poder: ejecutivo y legislativo, y de estos dependerá la suerte que vayan a correr los otros dos órganos de poder: judicial y electoral.
Prácticamente, los resultados de la próxima cita electoral definirán las condiciones de conformación del poder en pleno en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Desde los primeros ejercicios electorales –recuperada la democracia en la década de los años ‘80-, las condiciones en las que se lleva a cabo los procesos electorales han cambiado mucho. Antes era con papeletas sueltas que cada partido entregaba, sin empresas encuestadoras, debates presidenciales entre los candidatos, franja gratuita de presentación de propuestas a través del canal estatal, y sobre todo eran tiempos donde primaban las posiciones político-ideológicas de las distintas fuerzas.
Progresivamente fueron cambiando las condiciones: apareció la papeleta multicolor y multisigno que garantizaba condiciones de igualdad en la participación; las instituciones más representativas de la prensa nacional organizaban los debates presidenciales que merecían toda la consideración y respeto de los candidatos presidenciales; y aparecieron las empresas encuestadoras que eran capaces de proyectar los resultados de forma inmediata al cierre de la jornada de votación.
En el aspecto político-ideológico, los escenarios fueron muy cambiantes: en la década de los años ‘80, la diferencia estaba entre quienes participaron de las dictaduras y quienes habían luchado en la resistencia por recuperar la democracia; en los años ‘90 se impuso el pragmatismo en la aplicación del modelo neoliberal y las diferencias políticas se las arreglaba discutiendo cuotas de poder y negocios; en la primera década del presente siglo se recuperó la discusión política entre quienes participaron de la democracia pactada del neoliberalismo y quienes resistieron desde los movimientos sociales; hoy da la impresión general que nuevamente se está atravesando una fase decadente de la práctica política, donde priman los mezquinos cálculos electorales y la guerra sucia para la toma y/o retención del poder, es decir el poder por el poder, dejando de lado las discusiones ideológicas o las consideraciones éticas.
En medio de un escenario cargado de pragmatismo y poco escrúpulo, evidentemente no debe extrañar que haya curiosas alianzas donde aparecen derechistas con discurso de izquierda e izquierdistas con prácticas de derecha, cambios de camiseta en el curso del mismo proceso electoral, grabaciones que exponen la intimidad de uno y otro lado, expresiones machistas sobre las que no existe el mínimo asomo de sonrojarse y menos pedir disculpas, la falta de propuestas serias sobre el manejo responsable del gobierno boliviano y la diatriba en torno a frases sueltas y clichés de campaña.
La candidatura que tenga el tino de desprenderse de la carga del escándalo mediatizado y sepa seducir al electorado con propuestas serias en la gestión del estado, independientemente de los resultados electorales, de seguro que sabrá dar un paso adelante y marcará la diferencia dejando una huella de esperanza en medio del lodazal de la guerra sucia.

La Paz, 29 de agosto de 2014.

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